En la sexta edición de los Cursos de Verano de Ujué la artista Iruña Cormenzana ofrece 22 figuras de 3 metros por 1 realizadas en acrílico sobre cartón.
Ocho pueden verse en la plaza de Iñigo Arista, ante la fortaleza, cuatro en el Paseo de Ronda, cuatro en la plaza del Ayuntamiento, cuatro en los cimientos de la Universidad de Carlos II y dos en la plaza de la Reina Leonor.
Al abordar el proyecto la autora partió del arte del retablo. En busca de claridad y sencillez lo redujo al mínimo esencial, el encasamiento, prescindiendo de predelas, guardapolvos, cuerpos y calles. Luego lo despiezó por tablas, a manera de los grandes ladrones y reformadores, y descartó las imponentes maderas talladas, doradas y policromadas para limitarse al cartón sobre lienzo y a una paleta mínima y cálida, del crema al rojo vino, como las propias areniscas de Aizkieta. Durante unas semanas este material humilde, de corta vida, dialogará con los centenarios sillares y piedras labradas de la villa.
Por último, Cormenzana lleva su obra a las calles, al estilo de aquellos primeros retablos góticos paseados en procesión para rociar de espíritu toda la población. La vocación de las imágenes, aventadas por el cierzo hasta su mazonería de grúas y andamios, es llenar de significado los espacios comunes del mundo rural vaciado.
Y sin embargo las figuras, libres también de la narrativa tradicional, no se acomodan a sus marcos. Esta lucha es su relato. Mírenlas: su angustia, fuga o resignación son otra visión del horror al vacío y el horror a los límites. Si retablo viene de ‘retro tabula’, detrás del altar, quizás ellas nos hablan desde el otro lado del misterio.
Finalmente, la obra es arte efímero, creada únicamente para esta ocasión y lugar, y una vez retirada no se exhibirá más.